Año del conejo

Barrio chino el dia de año nuevo chino.
Una cosa es que te lo cuenten y otra es verlo con tus ojos.
Iba a haber mucha gente.
Fue así.
Una garcha, con perdón de la palabra.
La máquina de fotos se quedo sin pilas así que tampoco pude registrarlo.
Bueno, no importa, tengo gente que me alberga en todas las ciudades importantes del mundo.
Un sms y en media hora estaba rodeada de amigos felices.
Con auto y sin plan solo puede pasar algo interesante.

Buenos Aires ahora tiene corso.
Corso, lo que se dice corso no.
Es un corralito donde baila alguna murga y en los intervalos los niños hacen guerra de espuma entre ellos.
Cuando yo era chica en el corso de mi barrio la guerra era varones contra mujeres.
Dos bandos bien delimitados.
Ahora es todos contra todos, bienvenida igualdad para la guerra.
No se.
No me gusto la agresión.
No se.
Creo que lo que no me gusto es que nadie se molestara en tirarme espuma.
Me jacto de que llevo la paz conmigo donde quiera que vaya pero me hubiese gustado un disparo.
A lo mejor era porque estaba desarmada y hay cierto código de no provocar una lucha desigual.
Me consuelo con poco.
La verdad, la verdad, es que estoy bastante grandecita para jugar al carnaval.
No se.
Si es eso, no hay duda...
El otro día en el club rete a las pibitas que estaban llenando las bombitas en la canilla del vestuario porque estaban haciendo enchastre.
Que naba!
Boicoteo la artillería y despues quiero participar.
La contradicción de querer ser y no dejar hacer.
Como el perro del hortelano que debía ser un perro viejo y podrido.