No hay mucho que ver en la quiaca.
Mucho coya, mucho pasajero de paso.
Eso que llevan las cholas es una empanada de trapo.
Se rellena, se atan los vertices opuestos y los otros dos se usan de enganche para la espalda.
Un misterio develado al menos.
No me afecto la altura gracias a unas pastilas de ajo que me dieron.
En fin, todavia no entre 100% al viaje.
Veremos que pasa en el tren.
De momento camino bastante.
Cosa ma'rara
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Resulto ser como siempre que estacioné la moto exactamente en el mismo
lugar de siempre en la puerta del Liceo, que me descolgué el portafolios y
que me sa...
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